El voluntariado en las universidades ha sido promovido desde las últimas décadas del siglo XX, en diversas modalidades, como: proyección social, servicio social, extensión universitaria, etc. Sin embargo, a partir del 2001, con la declaración del Año Internacional del Voluntariado, por parte de la ONU, surge una serie de programas, proyectos y redes de universidades […]
Por Diana Aguirre Manrique. 08 septiembre, 2014.El voluntariado en las universidades ha sido promovido desde las últimas décadas del siglo XX, en diversas modalidades, como: proyección social, servicio social, extensión universitaria, etc. Sin embargo, a partir del 2001, con la declaración del Año Internacional del Voluntariado, por parte de la ONU, surge una serie de programas, proyectos y redes de universidades europeas que se va extendiendo, poco a poco, a América Latina.
Una Universidad del siglo XXI no puede vivir a espaldas de la problemática global sin buscar solución al incremento de la pobreza, desigualdades, injusticia, violencia, etc. Como generadora de conocimiento, tiene la gran responsabilidad de enseñar a sus alumnos a reflexionar sobre estos problemas y generar investigación aplicada para solucionarlos de modo interdisciplinario.
El voluntariado es una herramienta que acerca a estas realidades y motiva el compromiso. Todo esto se enmarca dentro del concepto de Responsabilidad Social, que según Fancois Vallaeys (2013) “Es una nueva política de gestión, un nuevo modo de administrar las organizaciones, cuáles sean, cuidando de los impactos y efectos colaterales que se generan a diario adentro y afuera de la institución, responsabilizándose por las consecuencias sociales inducidas por el mismo funcionamiento de la organización. Este nuevo modelo de gestión está basado en fines éticos y de desarrollo social justo y sostenible (…)”. Actualmente, existe alrededor de 40 universidades en el mundo que impulsan dichos programas.
En definitiva, la Universidad también genera una serie de impactos y –por lo tanto– debe plantearse constantemente cómo integrar, en sus políticas educativas, los problemas actuales de su entorno para proponer soluciones, desde la oferta profesional y la formación integral que ofrece a sus estudiantes. Esta última debe acercarlos a la realidad de modo que la comprendan, la critiquen y propongan soluciones. Los programas de voluntariado universitario son una herramienta importante para esa formación integral y uno de los nuevos indicadores de la calidad de la enseñanza, porque la universidad no solo trasmite conocimientos sino que educa y forma la personalidad de los ciudadanos.
El voluntariado en el Perú
En nuestro país, aún falta incentivar la participación ciudadana para generar cambios profundos en las estructuras sociales que mejoren la política y economía. Según el último informe del INEI, de mayo de 2014, el 23,9 % de la población vive en pobreza y persisten los problemas sociales que frenan el desarrollo. Ante ello, la labor de las universidades es crucial para formar nuevas generaciones reflexivas participativas y con mayor vocación de servicio a la sociedad; es decir, para educar en solidaridad.
En el 2004, el Estado peruano promulgó la Ley del Voluntariado Nº 28238, modificada el 2007 con la 29094. Establece que el Ministerio de la Mujer y poblaciones vulnerables (MIMP) debe promover, reconocer y facilitar el voluntariado. Desde el 2011, el MIMP promueve el proyecto nacional “Soy Voluntario” y ha elaborado el Plan Nacional de Voluntariado 2013-2017, en los que se resalta la participación de las universidades peruanas. Por otro lado, la Senaju (Secretaría nacional de la juventud) tiene a cargo el Programa Nacional de Voluntariado Juvenil.
En este marco nacional e internacional, se ubica la labor de la Universidad de Piura, claramente definida en su ideario. En sus 45 años, la UDEP ha llevado a cabo innumerables acciones de Proyección Social en diferentes ámbitos: salud, educación, jurídico, cultural, social, promoción de actividades productivas, entre otras. Para la realización de los diversos proyectos, desde sus inicios se ha apoyado de la Cooperación Técnica Internacional, con voluntarios profesionales que han enriquecido la experiencia. También son muchas y variadas las iniciativas de universitarios de distintas facultades que realizan acciones solidarias a lo largo del año.
…es fundamental, en alumnos y profesores, el desarrollo del grado de responsabilidad social, espíritu de servicio y valor de la solidaridad que se fomenta a través de la proyección social. Ello les ayuda no solo a descubrir las necesidades del entorno sino a entenderlas, encaminando su investigación científica a la promoción de la calidad de vida de la comunidad regional y nacional. (Universidad de Piura. Proyección Social)
Un aspecto importante dentro de este compromiso es la visión cristiana que la inspira. Por tanto, su preocupación por las necesidades, carencias e injusticias sociales, no es una opción, es parte esencial de la labor apostólica. Esta visión le imprime un sello de auténtico sentido de solidaridad y sensibilidad por los menos favorecidos. En este sentido, el voluntario en la UDEP cobra una dimensión espiritual y, por lo tanto, exige un mayor compromiso para extender y hacer fructificar estos programas implicando a toda la comunidad universitaria.
Don Álvaro del Portillo y la proyección social
Álvaro del Portillo (1975-1994), segundo gran canciller de la UDEP, quien será beatificado el próximo 27 de setiembre, resaltaba siempre la importancia del fomento de las acciones solidarias en los universitarios y profesionales: “…quería que esa educación integral, de las personalidades de los jóvenes subrayase la solidaridad, el espíritu efectivo de servicio, pensando sobre todo en las personas más necesitadas o indefensas de la sociedad” (Bernal: 2012; 76). Fruto de su labor apostólica, es el surgimiento y creación de proyectos sociales y educativos en todo el mundo, principalmente en África. En el Perú, por ejemplo, tenemos el proyecto de la Escuela Rural Valle Grande de Cañete, que promueve la capacitación técnica a los trabajadores del campo, lo que ha incidido en las mejoras de la calidad de vida de este colectivo.
Toda esta obra es sin duda, una fuente de inspiración para seguir impulsando el espíritu solidario y de servicio en nuestra sociedad, porque es una exigencia para todas las instituciones y ciudadanos implicarnos en el logro del desarrollo humano. Como decía Don Álvaro: “Todos, en la medida de lo posible, hemos de ponernos en contacto con las personas que sufren, con los enfermos, con los pobres (…), con los que están solos, abandonados”.
PARA RECUADRO
Proyectos para el desarrollo
En el periodo 2013-2014, la Oficina de proyectos de la UDEP viene aplicando los siguientes proyectos, gracias a la cooperación internacional:
• “Empoderamiento de las mujeres a través del fortalecimiento de las cadenas socioproductivas y seguridad alimentaria”. Distrito de Chalaco, Piura-Perú. Lo financian la Diputación Foral de Bizkaia (España) e Ingeniería para la Cooperación (ICLI); lo ejecutan: UDEP y ADEU.
• “Mejora de las condiciones de salud básica, nutrición y educación para el desarrollo humano sostenible de la población rural de la zona fronteriza peruana ecuatoriana del distrito de Lancones, Piura – Perú”. Lo financian el Gobierno Vasco. (España) e ICLI. Ejecutan Fiad y la UDEP.
• “Mejora del sistema educativo y promoción de una cultura emprendedora para el impulso del tejido microeconómico del Distrito de Vice, Provincia de Sechura, Piura, Perú”. Lo financian la Generalitat Valenciana y la Fundación Mainel; ejecutan Adeu y UDEP.
• “Mejora del sistema educativo con equidad para el desarrollo humano sostenible de la población del distrito de Frías, sierra altoandina de la Región Piura-Perú”. Lo financian el Gobierno Vasco. (España) e ICLI. Ejecutan Fiad y la UDEP.
• “Mejora de la calidad de vida y de las alternativas de desarrollo de los pobladores del distrito de Lalaquiz, Sierra Altoandina de la Región Piura-Perú”. Lo financian el Gobierno Vasco. (España) e ICLI. Ejecutan Fiad y la UDEP.